Por Rosa Zamora / Mercurio de Valparaíso / domingo 30 de septiembre de 2001

Marcha frente al congreso 2001 con motivo del octavo aniversario de la tragedia, para pedir la reapertura de caso.

Fue una de las mayores tragedias registradas en Valparaíso después de la explosión del 1 de enero de 1953, en que perecieron 51 personas, en su mayoría bomberos, y del siniestro de una distribuidora de películas y de una residencial ubicadas en calle Carrera, que dejó más de veinte víctimas fatales. Se trata del incendio de la boite-discoteque gay «<< Divine>> «, que costó la vida de 18 asistentes, cuando el fuego consumió las dependencias del establecimiento, a eso de las tres y media de la madrugada del 4 de septiembre de 1993, hora en que cundían el entusiasmo, el baile y la música en el segundo piso de Chacabuco 2683.

Las llamas no sólo arrasaron el local, donde en ese momento compartían 59 personas -otras 14 eran del personal-, sino también el tercer piso y la planta baja, en la cual funcionaba una distribuidora de madera. La casona se derrumbó piso por piso y las víctimas fatales quedaron, en su mayoría, calcinadas, salvo dos que optaron por una salida desesperada y se arrojaron desde el tercer nivel del inmueble. Eran Carlos Araya, diseñador de vestuario, de 25 años, y Víctor Hugo Santander, de 41.

Ocho años después (en el 2001), el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales de Chile (MUMS) se pone en campaña para lograr la reapertura del proceso, sobreseído temporalmente el 23 de marzo de 1994, sin culpables ni procesados, por el magistrado Jorge Gándara, titular del Séptimo Juzgado del Crimen. Ese mismo movimiento acaba de lograr el respaldo de la última conferencia de la Asociación Internacional de Gays,efectuada en Estados Unidos, para que el caso sea presentado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

¿QUÉ PASÓ EN LA MADRUGADA DEL 4 DE SEPTIEMBRE DE 1993 EN LA «<<DIVINE>>» ?

TESIS DE LA FALLA ELECTRICA
Para el entonces comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso y actual director de la Séptima Compañía, Miguel Sánchez Paniagua, la causa del incendio fue «el recalentamiento de cables eléctricos debido a la excesiva carga de consumo sobre el tablero automático» y así quedó establecido en el informe oficial de la institución.

También Investigaciones se inclinó por la teoría de la falla en el sistema eléctrico, tras una serie de peritajes efectuada en el lugar luego del gigantesco incendio. «El inmueble de tabiquería y adobe y su construcción inadecuada para un establecimiento de esa categoría, además de las maderas almacenadas en la barraca (subterráneo y local de distribución del primer piso) convirtieron el sitio amagado en una verdadera trampa que no permitió que pudiésemos salvar a las víctimas», declaró el jefe bomberil Sánchez tras el siniestro, en cuyo control trabajaron 250 voluntarios de todas las compañías.

La investigación efectuada por el juez Gándara -quien declinó opinar para esta nota- duró seis meses y 20 días, acumuló dos tomos y el caso fue sobreseído temporalmente en virtud del artículo 409 número uno del Código de Procedimiento Penal, que faculta al magistrado a proceder en tal sentido «cuando no resulte completamente justificada la perpetración del delito que hubiera dado motivo a la formación del sumario».

TESIS DEL ATENTADO
El administrador de la «<< Divine>> » y la abogada que lo representó, Soraya Apara, sostuvieron otra tesis, la del incendio intencional, sin excluir la posibilidad de un atentado incendiario.

En las crónicas periodísticas de la época, el encargado del negocio, Arturo Masafierro, sostiene que «se trató de una acción premeditada, criminal y delictual», cometida por desconocidos que se habrían movilizado en una camioneta de color verde. Una declaración que Masafierro y su representante legal entregaron a la prensa en los días siguientes a la tragedia afirma que el incendio «no se debió a un cortocircuito en el sistema de electricidad», pues «el local permaneció iluminado hasta casi el término de la evacuación del público».

«En una inspección efectuada por Bomberos y uno de los administradores, en el lugar de los hechos, alrededor de las 5 de la madrugada, se detectó entre la puerta de calle y las puertas de acceso a la escala, dos objetos de latón de aproximadamente 15 centímetros de ancho por 30 a 35 centímetros de largo y también junto a ellos se encontraba un sistema electrónico que, por su ubicación, no podría pertenecer a la caseta de música ni a ningún área que tuviera conexión con ese sector».


HABLAN SOBREVIVIENTES

Entre los sobrevivientes del incendio y posterior derrumbe están los hermanos Luis Alexis y Patricia Campillay Gajardo, estudiantes de 19 y 20 años, respectivamente, oriundos de Calama, y su amiga Erika Olivares Aravena, de 23, alumna de la carrera de enfermería. Habían ido a la «<< Divine>> » porque celebraban el cumpleaños del muchacho.

En los días posteriores relatan a la prensa que, cuando huían por la estrecha escala, muchas de las personas que los precedían tropezaron y cayeron, bloqueando la única salida disponible. A ellos les pasó lo mismo. En la edición de «El Mercurio de Valparaíso» del 6 de septiembre de 1993, Patricia recuerda: «Sentí que me moría. Vi cómo el fuego tomaba los pisos superiores y se asomaba hacia la escala sin que yo pudiera sacarme el cerro de personas que estaba encima mío. Mi hermano logró zafarse y me tomó por el brazo. Resbalábamos por encima de otra gente, no sé si salimos con la ayuda de alguien. En la calle pude respirar. Crucé a la vereda del frente y en ese mismo momento cayó el tercer piso sobre el segundo, donde estaba la disco».

Su amiga Erika, en tanto, duda de que el siniestro se haya desatado por problemas eléctricos: «el incendio estaba en pleno desarrollo y nunca se apagó la luz. La música del show siguió, así que no hubo corte de energía. Lo que sí hubo fue como una explosión en la escala, como si alguien hubiera lanzado algo».



MUMS EN CAMPAÑA

Marco Ruiz es miembro del consejo directivo del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales (MUMS), que emprende por estos días (Septiembre del 2001) la tarea de recopilar antecedentes que permitan reabrir el caso.

– ¿Por qué ustedes siempre han planteado que se dejó de investigar?

– Al día siguiente del incendio fuimos a Valparaíso y tomamos contacto con gente que estuvo en la discoteque, pero fue presionada por Investigaciones. Lo oficial fue que el fuego se inició por problemas eléctricos, pero las luces siguieron encendidas y había música. A nosotros eso nos hizo pensar que fue un atentado. Pedimos ministro en visita, pero la solicitud fue rechazada.

– Si logran llevar el caso a la Corte Interamericana, ¿quién los va a representar en esa instancia?

– Algunos abogados de derechos humanos de San Francisco van a respaldar este caso y le van a hacer el seguimiento.



LEMEBEL Y «<< DIVINE>> «

El conocido escritor gay Pedro Lemebel también tiene dudas sobre el origen del incendio, ése que generó tantos rumores y mitos, entre ellos las versiones que aseguraban que conocidas figuras del espectáculo estaban en el local.

Estas son las respuestas que dio al diario en noviembre del año 2000:

– ¿Qué o quién quemó la «<< Divine>> «?

– No lo sé. Pero si bien yo he escrito bastante sobre el tema, eso tiene que ver con la sospecha local de que nunca las luces y la música se habían acabado pese al fuego. Eso echa por tierra la hipótesis de un cortocircuito.

-¿Entonces qué fue en definitiva?

-Sencillamente pudo haber sido una mano homofóbica o fascista que lanzó esa bomba incendiaria y que dejó esas muertes, que todavía están impunes en la memoria nacional.

-¿Tenía amigos que murieron en la «<< Divine>> «?

– No. No que yo sepa. Yo no estaba metido ahí. Aunque claro, dijeron que fulanito y sutanito habían estado. Al final, es como si hubiera estado la mitad de Chile.

– ¿Por qué tiene tanta seguridad de que fue una «mano fascista» la que produjo el incendio?

– Es que cuando uno habla de una mano fascista está hablando de una mano intolerante o de una facción homofóbica y misógina que no quiere que este país recobre lo libertario que alguna vez pudo ser. Entonces, cuando uno se encuentra con estos cerebros que manejan la intolerancia como una forma de sobrevivencia, da para pensar perfectamente que el incendio de la «<< Divine>> » no fue por culpa de un cortocircuito.

Ex comandante de Bomberos: «Hicimos todas las inspecciones»

El director de la Séptima Compañía de Bomberos de Valparaíso, Miguel Sánchez Paniagua, ocupaba el cargo de comandante del Cuerpo cuando se produjo la tragedia.

Reitera hoy lo que declaró hace ocho años: el incendio de la «<< Divine>> » se debió a un recalentamiento del sistema eléctrico, que soportaba una demanda superior a su capacidad.

– Nosotros hicimos todas las inspecciones correspondientes. Es tal cual lo que se dijo en esa época.

– Fue muy duro el trabajo para ustedes.


– Muy duro, por la cantidad de víctimas. Lo peor fue que no se pudo salvar a las personas. Incluso, varias se tiraron por la ventana.

– ¿Cree que se justifique reabrir el caso?


– En eso nosotros no nos involucramos. Hacemos el trabajo que nos corresponde, pero no tenemos que ver con la parte judicial. Nosotros informamos lo que corresponde y nos apartamos del caso.


Abogada Soraya Apara: «Un estigma de suspicacia e ironía rodeaba al tema»

La abogada que representó en primera instancia a la administración de la «<< Divine>> » no cree que el incendio haya sido fortuito. «Mi apreciación personal, después de haber estudiado los antecedentes y por los hechos de los cuales tomé conocimiento mientras estuve a cargo del caso, es que existían antecedentes graves para suponer que el incendio fue provocado por terceros, aunque las causas que lo motivaron sean difíciles de dilucidar y quizás nunca se logren establecer», dice Soraya Apara.

– ¿Qué le parece que se haya sobreseído temporalmente sin culpables ni procesados?


– Creo que está dentro de la filosofía con que se manejó el asunto desde un principio por parte de las instituciones que tuvieron intervención en el caso. Cito como ejemplo la negativa sin fundamento alguno a designar ministro en visita, pese a la solicitud expresa que se hizo en su momento y a la conmoción pública que provocó la tragedia. Baste pensar que en situaciones en que ha fallecido menor número de personas y en circunstancias menos dramáticas se designa ministro en visita de oficio, esto es, sin siquiera pedirlo la defensa.

La abogada también observa que el número de víctimas que se manejaba extraoficialmente era de alrededor de 22 personas. «No obstante ello, la cifra final publicada en los periódicos de la época fue de 16 fallecidos.
Las razones las ignoro. Especulaciones hay muchas. Recuerdo algunas relacionadas con la presencia anónima en el establecimiento de personas de cierta connotación pública, cuyas identidades no podían revelarse».

Igualmente, recuerda que, el primer día, la información sobre la tragedia apareció en los titulares en televisión, pero al día siguiente empezó a ser desplazada a segundo, tercer y hasta cuarto plano, lo que en su opinión fue demostrativo «del interés por sepultar rápidamente no sólo a las víctimas, sino también la noticia y todo lo que ella implicaba».

La abogada sostiene que «un estigma de vergüenza, suspicacia e ironía se perfilaba indistintamente en todo lo que rodeara al tema. Recuerdo la referencia que hace el parte policial con que se inicia la investigación criminal, a la condición de homosexual de una de las víctimas, característica que se repite en casi todas las actuaciones posteriores, en las que se deja establecido como un hecho importante de la investigación indagar sobre la condición de homosexual de la víctima en lugar de remitirse al hecho puntual, esto es, investigar las causas de un incendio posiblemente intencional que provocó la muerte de varias personas».

– Además de que no se cortó la luz, ¿qué otros elementos sustentaron su percepción?

– Todos los testigos están contestes en varios hechos esenciales, como la ausencia de humo, el color de las llamas, la rapidez del avance del fuego, explicable quizás por la utilización de combustible para provocarlo y, lo más importante, que el incendio comenzó en la parte baja de la escalera de acceso al local, avanzando de abajo hacia arriba y no al revés, como debería haber ocurrido si el fuego se hubiera iniciado por fallas en el tablero eléctrico, como lo afirmaban Bomberos y el perito de Investigaciones.

Otro argumento -agrega- «es que la hoja derecha de la puerta de acceso al local quedó intacta después del incendio, a pesar de estar pegada al tablero eléctrico, la que, por lo mismo, debería haber quedado a lo menos parcialmente consumida por la combustión si la causa del siniestro hubiera sido el recalentamiento del sistema eléctrico. En el proceso existen fotos de esa puerta y del tablero.

– ¿Qué le parece que se vaya a pedir reapertura del caso?


– Me parece que los afectados están en su derecho a solicitarlo, sobre todo porque el momento histórico en que ocurrió el incendio era completamente distinto al clima que reina hoy en el país, en que se aprecia la lucha de diversas minorías para reivindicar sus derechos y el eco o interés que ha tenido la sociedad en escucharlos.

– ¿Fue difícil su labor?

– Sí, mucho, puesto que además del temor natural a la mofa y a la descalificación social a que se exponían las personas que se encontraban en la discoteque, y cuya colaboración era clave para la defensa, nos enfrentábamos a la presión de la autoridad para cerrar el caso a la brevedad, por considerarlo un hecho fortuito atribuible a la falla en el sistema eléctrico. Ejemplo de esa actitud es, por ejemplo, la entrega inexplicable que se hizo al dueño de una caja de fondos, sin que ni siquiera su contenido haya sido previamente inventariado, sobre todo considerando que aún en el proceso judicial no se realizaba ninguna pericia contable sobre la situación comercial y económica de los comerciantes afectados por el siniestro que tenían seguros comprometidos. Otro ejemplo fue el viaje urgente que tuve que realizar a Vaparaíso para pedir el cese del hostigamiento de que estaban siendo víctimas el personal y el elenco artístico de la discoteque.