Un nuevo año de luchas conmemora el Movimiento Homosexual, Lésbico, Travesti, Transexual, Bisexual e Intersexual en el mundo.

El 28 de junio de 1969 un grupo de valientes travestis, homosexuales y lesbianas levantó la voz para decir que no estamos dispuestos a ser pisoteados en nuestros derechos, diciendo ¡basta ya!. La Declaración Universal de los Derechos Humanos no puede ser tan solo un papel que dice que todos debemos ser tratados con igualdad de derechos. Para nosotros también es una pauta de conducta y la norma que obligatoriamente deberán obedecer los Estados del mundo. Y de acuerdo a ello nuestras organizaciones sociales y políticas están llamadas a demandar su ejercicio y cumplimiento.

El mundo avanza en un proceso de globalización que aspira a su integración sin considerar nuestras realidades específicas; sin considerar nuestras diferencias étnicas, culturales, sociales, políticas y económicas. El mundo avanza hacia una integración bajo el predominio de un único modelo de desarrollo, como si el neoliberalismo fuera el paradigma obligatorio que todos los pueblos debieran asumir.

Nuestra experiencia como parte de una sociedad que discrimina y que segrega nos indica que la integración a la que se nos pretende someter ignora o pretende ignorar nuestras diferencias culturales, nuestros distintos modos de producir riquezas, nuestros distintos objetivos en la vida. Los latinoamericanos y caribeños, desde la colonización europea, hace mas de 500 años, hasta hoy estas dinámicas “integracionistas” o “civilizadoras” ha sido de permanente dependencia y despojo de nuestras riquezas naturales. Ha sido una constante lucha de resistencia para no perder nuestras raíces culturales, nuestras lenguas, nuestras creencias religiosas, nuestra economía, nuestra solidaridad.

La Asociación Internacional de Lesbianas y Gays en América Latina y el Caribe (ILGA-LAC) se hace parte de los procesos de lucha social y política de nuestros pueblos y naciones, entendiendo que no habrá ninguna posibilidad para las minorías sexuales de desarrollo civil, político, social, económico y cultural si no logramos modificar las relaciones entre los individuos y las instituciones. Si no se respeta el derecho a existir con nuestras propias culturas y formas de entender la vida.

En América Latina y el Caribe no podremos avanzar hacia el ejercicio de nuestros derechos si no lo hacemos junto a nuestros pueblos y naciones. Nuestra lealtad es con los pueblos no con los Estados. Estos últimos están llamados a cumplir con lo prescrito en los Pactos y Tratados Internacionales de Derechos Humanos. Mientras esto no se cumpla nuestra existencia se justificará en la medida que seamos consecuentes luchadores por la conquista de esos derechos, los derechos de todas las personas y todos los pueblos.

Este es un llamado a todas las organizaciones y liderazgos de homosexuales, lesbianas, travestis, transexuales, intersexuales y bisexuales a no ceder ante los intentos de los gobiernos y las instituciones estatales de América Latina y el Caribe de pretender cooptar nuestras demandas y luchas en apoyo a las políticas que se sustentan en estructuras sociales, políticas y económicas discriminatorias.

Nuestra solidaridad con las personas que viven con VIH/SIDA y que cada día aumentan en proporción, con los trabajadores y trabajadoras que producen las riquezas en nuestra región y de cuyos beneficios poco gozan; con las mujeres cada vez mas sometidas a la pobreza; con los pueblos indígenas que han sido ejemplo de resistencia a la invasión política y cultural que pretende someterlos y llevarlos a la extinción; en fin con nosotros mismos, lesbianas, gays, travestis, bisexuales, transexuales, intersexuales, que por siglos hemos luchado incesantemente por defender nuestro derecho a ser reconocidos en igualdad de condiciones por el resto de la humanidad.

CONSEJO REGIONAL PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE – ILGA LAC.