La presente Campaña Masiva de VIH/SIDA se realiza bajo un contexto en el cual es pertinente mencionar una serie de elementos que son claves y fundamentados.

+ En primer lugar, hay que señalar con firmeza que esta Campaña no cubre el vacío de varios años en los cuales no ha existido campaña masiva. El Estado chileno no ha invertido en los últimos 5 años los recursos suficientes para enfrentar la propagación del virus, producto de ello, miles de compatriotas no han recibido la información y apoyo necesario para implementar medidas preventivas.

+ En segundo lugar, la respuesta al VIH/SIDA sigue siendo parcial e incompleta, aun con el desarrollo de esta Campaña masiva existe un compromiso poco efectivo con la prevención, asignando la responsabilidad de la misma al ministerio de Salud, sin obligar compromisos de otros Ministerios como Educación, Defensa, SERNAM entre otros.

+ En los últimos años hemos asistido a la medicamentación del la problemática del VIH/SIDA, es decir, se ha centrado en el debate de acceso a las terapias antirretrovirales, lo cual es de hecho un derecho de las personas que viven con el VIH. Este proceso ha dejado a la Prevención en una situación de desmedro, relegándola a un segundo plano y con un considerable olvido presupuestario.

+ La actual campaña no satisface las necesidades de la población homosexual. Los propios datos de CONASIDA indican que el cerca del 90% de quienes han adquirido el virus son hombres, de los cuales cerca del 70% declaran tener prácticas homobisexuales. Este hecho exige a las autoridades centrar y aumentar los esfuerzos en esta población, lo cual no ha sucedido. De esta forma se suma una nueva discriminación en contra de la población homobisexual ya que se le niegan

+ Finalmente, se debe mencionar que la actual campaña está en el marco de las acciones comprometidas con los aportes del Fondo Global de Lucha Contra el SIDA, es decir, el dinero invertido en la campaña proviene de fuentes internacionales, dejando en evidencia una vez más que el compromiso con la lucha contra la epidemia del Estado chileno es frágil e insuficiente ya que no realiza las asignaciones presupuestarias necesarias.