Ada:

Me he despertado con una sensación extraña, es la inoficiosa proyección de no ser libre. Siento a mi madre hablar por teléfono con mi padre. Le está contando lo sucedido. No sé por qué suele pasar que cada vez que me pasa algo bello, se engancha una mala estrella y ahí quedo. Aquí estoy con ganas de ver a Natalia, con ganas de hablar con Lucía, pero creo que ninguna de las dos opciones se hará realidad.

Suena el teléfono. No sé si mamá me permitirá contestarlo…¡Qué tontera!, bueno le estoy poniendo mucho también. De ahí vuelvo. Voy a contestar.

Ada Madrina!

Estoy convencida de qué haces magia. ¿Adivina quién era?..

Sí , Ada , era Natalia.

Me invitó a salir y yo le dije que no podía, que me habían castigado. ¡Por la mierda! , no hay nada peor que la privación de la libertad. La Natalia, eso sí , no insistió mucho , me dijo que era una pena , pero que habrían otros momentos para continuar conociéndonos. Que estuviera bien y me dijo que le había encantado estar conmigo y que mañana me volvería a llamar, se despidió diciéndome: ¡Ya mi niña, mañana te hablo!..Un beso…y yo quede como huaipe tirada en la cama arrepintiéndome de no haber sido más encantadora , paso atrás si considero lo que te había dicho, pero no puedo evitarlo, la sensación es mortal, me subían una y otra vez las hormigas y mi sonrisa parecía estar petrificada en mis labios, justo la mamá entró y me tuvo que repetir dos veces:

Hija..

Hija..

HIJA, la Lucía te llamó, dice que le devuelvas el llamado por favor.

Ya mami, gracias – le contesté, sin poder desgancharme de la voz de la Natalia, por eso preferí dormir, para la Lucía lo mejor, cuando esté entera para ella la llamo.