…Por aquí ya nos podemos pasear por nombres como Massiel, Yuri, Marta Sánchez que son parte habitual de los shows transformistas de la capital, para dejarnos caer en picada hacia los Gabrieles: Juan Gabriel y Ana Gabriel.

Cómo olvidarlo vestido con sus mallas ajustadas y sus bailarinas meneándose al son de Voy a ganar…Eran los 80 y vivíamos uno de los festivales más recordados: lleno de artistas que revolucionaban las graderías hasta hacerla casi arder prendiendo tanta rama y papel que simulaban las antorchas, las que después en un intento fallido de la dictadura, que pretendía manejar hasta los instintos más básicos, cambió el fuego por las teas de plástico que gracias al destino nunca prosperaron en el jolgorio nacional que se toma las laderas del cerro viñamarino.

Han sido muchos los artistas que nos han hecho soñar y que asimilan nuestros íntimos deseos del glamour fashion lésbico gay y si bien es cierto jamás vamos a ver a la Sinead O’Connors, sueño de muchas lesbianas, o escucharemos la aguardentosa voz de la Chabela Vargas cantando Macorina, podemos soñar, así como van las cosas, con escuchar de obertura la Pluma Gay y ver a todas las chicas y chicos de los Movimientos y Agrupaciones LGBT de jurado en la competencia internacional.

Por el momento y mientras aún no se apaga la voz de Amaia, cantando las canciones que tantas veces escuchamos en «El amor del Bueno» (Bar Lésbico muy popular cerrado el año 2004), nos hemos juntado con unas amigas y amigos a hacer un recordatorio de los más aplaudidos artistas que de una u otra manera han sido alzados al cielo de lo íconos gays –lésbicos de nuestros más preciados placeres culpables.

Comenzamos ya con Miguel Bosé que con su Amigo mío, sus mallas y bailes se elevó al estrellato, tanto así que en su Girados con nuestra querida Ana Torroja, detuvo el tiempo de inicio del carrete en las discos, pues todas y todos estábamos atentos al show y sobre todo a la puesta en escena de Mujer contra Mujer. Los gritos por nuestros barrios no se hacían esperar y en la Quinta, obvio, esto no fue distinto…¡Cuántas chiquillas nos han contado que con valentía en ese instante y en medio de la ovación y los gritos se atrevieron a dar la cara que en ese momento se vio reflejado en un tímido agarroncillo de manos..! Inaudito para el Festival que ahora se retuerce con las pechuguitas de la Luciana…

Entre conversa y conversa fueron apareciendo otros personajes: ¡Cómo olvidar a la Rafaella!, reina que anima la fiesta gay lésbica hasta hoy, mas el honor pese a que ella es la reina, se la llevan sus consortes que a juicio de muchos fueron los que orientaron sus pasos hacia el show bisness gay. Algunos de nuestros amigos, especialmente hombres indicaron:

“Era increíble ver a un grupo de maricones locas (sin ningún afán peyorativo), locas meneándose ante todo Chile que los aplaudía a rabiar y transportando entre sus brazos a una mujer que después de eso generó que muchos pensaran que era un travesti de aquellos con mucho talento. Qué mírale el cuello es muy grueso y sus manos, son de hombre, en fin…”

Por esos mismos años la Quinta, literalmente por los gritos se fue abajo, cuando un grupo de 5 hombres se subieron a cantar sus grandes éxitos. Correctamente vestidos uno de paco, otro de indígena, otro de vaquero, otro de minero y el recordado marino, Village People el ícono gay de los 80, estuvo allí y hasta ahora sigue estando en cualquier disco que se precie de ser dirigida a homosexuales. Todas y todos bailando a su ritmo, observando sus cuerpos que de una u otra manera, sin saberlo quizás, aportaron al cambio de estética de nuestra tan buscada identidad homosexual.

En un estilo parecido, pero mucho más glamo-híbrido-loca están los Locomía, que hicieron volar sus coreográficos abanicos sobre el cerro porteño vislumbrándose muy a la ligera un escañito de la plataforma dragking, porque pucha que habían chicas hétero y otras no tanto vueltitas locas por ellos-ellas, que encantadas habrían sido sus groupies.

Por aquí ya nos podemos pasear por nombres como Massiel, Yuri, Marta Sánchez que son parte habitual de los shows transformistas de la capital, para dejarnos caer en picada hacia los Gabrieles: Juan Gabriel y Ana Gabriel. Al empezar por esta última, qué decir, si aún cantamos: Amigos , simplemente amigos y nada más… Su voz atabacada se instaló en nuestra memoria, así como las indicaciones de su sello en torno a que tenía que ser más femenina… Qué lata por ella si es que tuvo que sucumbir a esas prescripciones, a las que por supuesto Juan Gabriel nunca sucumbió. El es un show de cejas delineadas y portentosa creatividad que más que nada es un artistazo, puede ser subjetivo, pero él no necesita que busquemos en cadejos de su pasado, para disfrutar a lo menos de 1 hora de entretención asegurada.

No faltaron en esta conversación alusiones, entre risas, a Pedro Vargas o a las 4 brujas, porque una nunca sabe, pero si sabemos que el Festival seguirá escribiendo su historia de la mano de reinas bi como la Paulina Rubio o la Julieta Venegas, que así lo han comentado por allí. Por el momento este volón nos deja la idea de que estamos más presentes de lo que creemos y pese a lo que muchos y muchas quisieran en el vecindario nacional.

* Al rato de realizar esta pasada por la historia musical de la Quinta, todas y todos los que estábamos allí, nos dirigimos raudos a encender el televisor para esperar lo que nos ofrecería Er niño: Raphael de España, que por supuesto, también ha escrito en nuestra memoria largos trazos de nuestras interminables conversaciones en torno al ¿sabías que?… (El sabías qué es una frase típica de la que se hace uso cuando entre cuchicheos y cuchicheos se indica que tal o cual es lesbiana, gay, heterosexual, transexual, intersexual…) y que en este contexto, tanto él como los otros y otras artistas mencionadas (de seguro que much@s se nos escapan) han marcado nuestra indirecta presencia en la Quinta Vergara.