Por Inti Campusano*

Narración de la expulsión con violencia y golpes a homosexuales ocurridos en el bar – discoteque “Santa Locura”, en la madrugada del 23 de abril de 2005.

Mi nombre es Inti Campusano miembro de la Cuds (Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual). Me dirijo a ustedes para entregarles la documentación del caso de discriminación en Santa Locura. Esta fue la narración de los hechos que presentamos en forma escrita ante el 9º juzgado de policía local de Recoleta.

Los hechos

Llegamos cuatro amigos, Paula, Samuel, Santiago, más el que escribe (Inti) al local “Santa Locura” (bar – discoteque), con dirección en Avenida Recoleta 2246, iniciando la madrugada del día sábado 23 de abril de 2005 (poco antes de las 00:30, la hora en que vencían nuestras invitaciones dobles, las que documentaban nuestro derecho de ingresar al lugar). La motivación para asistir al local fue la presentación de dos grupos emergentes.

Mientras se realizaba la presentación del segundo grupo de nombre Clio, guardábamos silencio durante el transcurso de las canciones, pero aprovechábamos los silencios entre canción y canción para celebrar que estábamos juntos, en esos instantes cantábamos algunas composiciones que nos hacen reír y nos identifican, como “lesbiana yo soy lesbiana, porque me gusta y me da la gana” y “sin dios, ni ley, avanza el movimiento gay”, cabe notar que todo el público presente aprovechaba los intervalos para levantar la voz, reírse con fuerza, cantar y gritar con alegría. En este momento fuimos amonestados por primera vez por un funcionario del local, vestido completamente de negro (que más tarde me golpearía con un bate de baseball en el costado superior izquierdo de mi cabeza), el cual, argumento que algunas personas allí presente se habían quejado de nuestros gritos y los golpes a las mesas (al compás de los cantos), nosotros preguntamos quien se quejó, el funcionario expreso que no le interesaba decirnos, y que el verdadero problema era que no dejábamos conversar a las otras personas, es decir se refería al ruido y no al contenido de nuestras canciones, tampoco respondió, cuando le preguntamos porqué fuimos los únicos en ser amonestados, tomando en cuenta, que no éramos los únicos que gritábamos o alzábamos la voz.

Una vez que concluyó la actuación del segundo grupo, nos trasladamos a la pista de baile del recinto, dejamos nuestras mochilas y bolsos en el suelo (tal como otras personas ya lo habían hecho) y comenzamos a bailar, Samuel, y yo (ambos hombres y mayores de edad) nos besamos, acariciamos y abrazamos con fuerza mientras bailábamos. Al momento, uno de los funcionarios del bar – discoteque llamó a Santiago con el cual inició una discusión en la cual explícitamente el tema en discusión era que demostrábamos abiertamente nuestra sexualidad, situación por la cual se habían quejado algunos clientes. Esta vez yo pedí que se me indicara quienes se habían quejado, otra vez se negaron a responder, yo insistí, sin embargo la negación continuó.

Con una relativa tranquilidad dos funcionarios del bar – discoteque Santa Locura, nos condujeron a la salida del local, una vez en la acera (frente a la puerta de entrada del bar – discoteque), mi amigo Santiago, intentó razonar con dichos funcionarios, uno de ellos, el que permanecía en la puerta de entrada, que se identifico ante nosotros como dueño del local, un hombre alto, grueso, de barba y sin lentes, más el funcionario vestido de negro. Santiago les planteaba lo injusto de su proceder, pues no era más que discriminación y homofobia. Pero fuera del local cambió la actitud de los funcionarios, se volvieron agresivos y en un tono amenazante nos echaban del lugar, en ese momento Samuel salió del lugar, apoyando nuestros argumentos, ellos insistían en que nos fuéramos, el supuesto dueño nos decía que en ese lugar no se admitían homosexuales. Si esa era la situación, nosotros pedimos que nos mostrara en que lugar del local estaba especificada esa regla, a los que el supuesto dueño, nos dijo ‘por que yo lo digo’, ‘porque a mi no me gustan los homosexuales’, casi las mismas palabras nos repitió el funcionario vestido de negro ‘no me gustan los homosexuales’. Nos dimos cuenta que razonar era inútil, entonces, para poder irnos del lugar, solicitamos ir a buscar a nuestra amiga, que aún estaba dentro del local y llevarnos nuestras pertenencias. Los funcionarios se negaron, sólo insistían en que nos fuéramos. Entonces la discusión cambio, esta vez la urgencia era reingresar al local, para sacar a nuestra amiga y recuperar nuestras pertenencias, los funcionarios (que ya eran tres) sistemáticamente y con actitud de amenazante nos echaban del lugar.

En un momento Santiago logró ingresar al local, sin tocar a ningún funcionario o persona alguna.

Quienes estábamos fuera (dos) intentamos, también entrar al local, pero la violencia de los funcionarios aumentó, el hombre de negro, saco un bate de baseball, que estaba detrás de la puerta de ingreso y comenzó a moverlo en forma amenazante frente a nosotros, en esos momentos el supuesto dueño ingreso al local tras nuestro amigo Santiago, mientras el hombre de negro armado con el bate explícitamente nos dijo como golpearía a Santiago una vez que saliera del local. Nosotros preocupados intentamos ingresar para sacar a nuestros amigos, nuestras pertenencias e irnos, lo único que nos importaba era resguardar nuestra integridad física, pero el hombre de negro moviendo el bate en el aire, golpeando uno de los pilares de fierro frente a la puerta del local me golpeó en el costado superior izquierdo de la cabeza, razón por la cual hasta hoy 27 de abril de 2005, mantengo algún grado de dolor. Mientras esto ocurría en el exterior, Santiago aviso a nuestra amiga que nos teníamos que ir, tomo sus cosas, pero no encontró las nuestra, finalmente fue expulsado a empujones por dos funcionarios del bar – dicoteque, que lo sostuvieron y empujaron fuera del local, apoyados por el funcionario que se decía el dueño. Nuestras cosas nos fueron entregadas por un tercer funcionario delgado de lentes con la barba sin afeitar.

Me pareció urgente llamar a carabineros, sin embargo, no alcanzamos a llamar, cuando paso el vehículo de carabineros patente RP 483, perteneciente a la 6ª Comisaría de carabineros de Recoleta (más o menos a las 03:30 de la mañana) – agregamos, que nos sentimos aliviados, ante la llegada de los oficiales – dos se bajaron del vehiculo, uno habló conmigo personalmente, mientras el otro se mantuvo inmóvil entre los funcionarios de la disco y nosotros. En un momento el supuestamente dueño del local planteó a los oficiales un supuesto daño moral, cabe mencionar, que jamás estuvo dentro del local mientras nosotros estuvimos dentro.

El oficial que habló conmigo tomaba notas en una agenda de la narración del golpe que yo había sufrido, mientras le indicaba insistentemente quien había sido mi agresor, que para mi tranquilidad posterior, insistí en que se le tomara la identificación, pues temía que desapareciera del local en lo sucesivo, el oficial explicaba que sabia lo que hacia, le relate que tenía entendido que carabineros debía acompañarme a constatar lesiones, el oficial me indicaba, que debía hacerlo yo solo. En ambos casos insistí, pero se omitió mi ruego. Me pregunto porqué había sido expulsado del local, yo le dije que por besarme con uno de mis amigos, el me consultó cual de ellos era mi pareja, ninguno exprese yo, le expliqué eran mis amigos, el oficial me informo textualmente que ‘yo (el oficial se refiere a si mismo) no me beso con mis amigos’, entonces insistí en que había sido golpeado y esa era la razón por la cual yo confiaba en la gestión de carabineros y le rogaba otra vez que tomara los datos de mi agresor. Supongo que por mi insistencia, el oficial me advirtió que no lo apuntara con el dedo, que ‘no le echara el tufo en la cara’, ni que le gritara. Sin tomar, al menos frente a mi o mis amigos presentes, los datos de mi agresor, el oficial, me entregó una citación al Juzgado de Policía Local de Recoleta a las 09:00 de la mañana del 29 de abril de 2005. El oficial ingresó al local, para salir después de un rato en forma rápida y sigilosa y lo perdimos de vista creemos subió al vehículo. Entonces rogamos al otro oficial, que tomara los datos del agresor, este se negó dando por finalizada la conversación con la expresión “calabaza, calabaza”. Santiago le volvió a recordar ante el oficial que nuestra expulsión del lugar fue por discriminación y homofobia, a lo que el oficial respondió “a mi tampoco me gustan los homosexuales”. Finalmente se fue y una vez dentro del vehiculo grito: “maricón culia’o”.

Después de esto, insistentemente llamamos al 133, a lo cual una operadora nos aseguraba que una patrulla en el sector estaba en camino, supongo se refería al mismo vehículo, pues volvió a pasar frente a nosotros lentamente y desde la ventana sólo se me pidió que confirmara mi carnet de identidad.

Esperamos cerca de una hora fuera del local esperando otro vehiculo policial, que jamás llegó, pero en la espera observamos que un hombre salió del lugar con sangre en la cabeza y el rostro (casi a las 04:00 de la madrugada), razón por la cual nos convencimos que debía aparecer algún vehiculo policial, luego de la hora de espera, sin notar ninguna presencia policial decidimos irnos. Después de encaminar a Santiago (visiblemente afectado por todo lo ocurrido) rumbo a la casa de una de sus amiga, Samuel y yo volvimos a pasar frente al local Santa Locura (por la calzada opuesta de Avenida Recoleta) y observamos, como los funcionarios local, todos fuera reían, mientras el local continuó funcionando, ya cerca de las 05.00 de la madrugada del 23 de abril de 2005.

El domingo 24 de abril de 2005 en Urgencias del Hospital Ramón Barros Luco Troudeau entre las 16:20 y las 17:05 procedí a la constatación lesiones, con el diagnóstico “contusión temporal”.

En la tarde del lunes 25 de abril de 2005, me dirigí al Juzgado de policía local de recoleta Ubicado en avenida El Salto 1979, a consultar por la denuncia hecha ante carabineros el sábado pasado, como no estaba ingresada me dirigí a la Sexta Comisaría de Recoleta ubicada en la calle Gavilán 1980, donde se me indica que la denuncia está, pero aún no a sido derivada al Juzgado de policía local, pero que incluso podría hacerse el mismo día de la citación al juzgado. Aprovechando que por fin me sentí acogido por carabineros de la Sexta Comisaría, les informe de mi decepción por el oficial que converso conmigo por no haber tomado los datos de mi agresor (al menos que a cualquiera de nosotros nos conste) y frente a los insultos y la discriminación de la que fuimos objeto por el segundo oficial deje escrita una Acta de Reclamo, el mismo lunes 25 de abril de 2005.

La resolución del Juez

Les envío la acta del comparendo ante el juez Edmundo Lema Serrano, del 16 de mayo de 2005, en el 9º Juzgado de policía local de Recoleta, en la que yo Inti Campusano figuro como el denunciante de las agresiones que recibí en el local Santa Locura (bar – discoteque). En esa ocasión lamentablemente no presenté testigos, por desconocimiento del procedimiento. El acta dice:

Juzgado de policía local Recoleta: Recoleta diez y seis de mayo de dos mil cinco.

Por este folio se lleva a cabo el comparendo de contestación y prueba con la asistencia del denunciante Miguel Campusano Caucoto y don Patricio Cabrillana[1] Ramírez los que bajo promesa de decir verdad exponen:

a) Miguel Campusano Caucoto:
presenta declaración escrita[2]

b) Patricio Cabrillana[3] Ramírez: señala que la persona denunciante se encontraba acompañada con dos personas más y que comenzaron a realizar actos no correctos frente a sus demás clientes como besarse bailar y hacerse caricias y se les advirtió en dos oportunidades que dejaran de realizar dichos actos optando finalmente por sacarlos y conversar afuera informándoles que no se aceptaban homosexuales en el local y ellos se negaron a salir , motivo por el cual se llama a carabineros que pasaban por el lugar. Con respecto alas agresiones no vi en ningún momento que agredieran a nadie y más aun en el local trabajan puras mujeres a excepción de su hermano y él.

Escuchadas las partes el tribunal resuelve:
No encontrándose suficientemente acreditadas las lesiones ni el autor de las mismas se desestima la denuncia respecto de las lesiones y se recomienda observar las conductas adecuadas, en un lugar público tomando en cuenta las condiciones de buenas costumbres sin perjuicio de la inclinación sexual de todas las personas. – archívese la causa y sus antecedentes. –
Notifíquese
Rol nº 7991 – Est. 2005″
(firma del juez)
(Mi firma y C. I.)
(firma del dueño del local y C. I: 11.846.905 – 4)

Los pasos a seguir

Hasta ahora. He/Hemos recibido la solidaridad de distintas personas de la comunidad glbtt, y de algunas organizaciones como el Mums. Y queremos:

1º que el caso sea lo mas conocido posible dentro de nuestra población glbtt

2º entregaremos cartas a la dirección general de carabineros, a la comisaría y otros espacios para expresar nuestro malestar por el proceder de carabineros, y queremos que sea firmada por las organizaciones glbtt que me/nos apoyen, es decir nos gustaría que se sumen ustedes también.

3º Si toda iniciativa legal fracasa posiblemente realizaremos una manifestación de denuncia contra el local y/o a la 6° comisaría, en la cual queremos la participación de los activistas glbtt de Santiago y sus organizaciones.

——————————————————————————–
[1] No esta claramente legible el primer apellido
[2] Campusano, Inti, “Narración de la expulsión con violencia y golpes ocurridos en el bar – discoteque ‘Santa locura’ en la madrugada del 23 de abril de 2005”.
[3] En este caso el apellido visiblemente no es el mismo escrito por primera vez, pero resolvimos trascribirlo como la primera vez.

Activista y miembro de la Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual
cuds_chile@hotmail.com