Por Angélica Valderrama / Presidentx de MUMS / 19-11-2009 / La Nación

Hace unos años participé en un taller Drag King con Beatriz Preciado, filósofa española que vino a Chile a realizar unas clases y que ha escrito “Manifiesto contrasexual” y hace poco “Testo yonqui”. Esta experiencia se refiere a mujeres que se visten de hombres. En esa actividad convocada por el MUMS, nos encontramos mujeres lesbianas, heterosexuales y otras no definidas desde la orientación sexual, una diversidad de mujeres que buscábamos explorar la experiencia de ubicarse en el mundo desde la masculinidad. Durante la marcha del orgullo de ese año llevamos un cartel que decía “un nuevo género ha llegado”, y en una entrevista una de las compañeras ante la pregunta de si luchamos por la igualdad respondió: “No luchamos por la igualdad, sino por el derecho a la diferencia”.

Hoy revisando la convocatoria a la Semana de la Diversidad Sexual de Concepción me encuentro con la misma frase: por el derecho a la diferencia. Muchas organizaciones han sido convocadas a esta semana, desde los movimientos identitarios que luchan por los derechos, las cercanas a la prevención de VIH, grupos lésbicos, organizaciones que trabajan desde el espacio virtual, otras desde el feminismo, desde la disidencia sexual, todas/os nos vamos a Concepción.

Por eso, ante la incorporación de parejas homosexuales en las franjas electorales cabe preguntarse: ¿queremos esto? ¿Queremos parejas del mismo sexo apareciendo con algún candidato, como signo de progresismo? ¿Refleja acaso la multitud que comprende la diversidad sexual y de género? ¿Qué nuevo populismo nos ofrecen algunos candidatos para captar los votos de colores?

Algunas/os podrán decir que es un paso de visibilización; a lo mejor desde lo simbólico podría pensarse así, instalando un tipo de pareja que no ha sido considerado antes, pero desde la organización social, desde la lucha que damos cada día contra los fundamentalismos y cuestionando los poderes políticos que se han instalado y que no han cumplido las promesas de igualdad de derechos, no podemos alegrarnos con esta aparición; no todos los gays, lesbianas y transexuales están en pareja, no todos/as construyen familias.

Muchas y muchos entendemos la diferencia como un valor y no como una amenaza. Buscamos el respeto de la diversidad, el reconocimiento de la multiculturalidad, no la construcción de una identidad nacional única y estática.

Habría que preguntarse qué cuentas sacan los candidatos presidenciales pensando que con estos gestos de apertura conseguirán más votos. ¿Se percatarán de que los cambios sociales y culturales avanzan más rápido que lo que ellos quieren reconocer? Claro que somos una fuerza importante. A lo mejor si todos los que somos críticos al acontecer político tradicional sintiéramos que realmente tenemos el poder, cambiaríamos muchas cosas.

Por ello, parte del ejercicio ciudadano consiste en instalarnos en los lugares que queremos cambiar, siempre es un dilema: estar o no estar, algunas/os optamos por lo primero.

Enlace de la columna en La Nación:
http://lanacion.cl/por-el-derecho-a-la-diferencia/noticias/2009-11-18/195912.html