Por Ainara Ortiz Valdés y Constanza Duarte Toledo

En cada elección se repiten los grandes temas de siempre: economía, salud, educación y seguridad. Pero ¿qué pasa con la igualdad y aquellos que aún sufren discriminación en sus vidas?, ¿qué proponen los candidatos que quieren gobernar nuestro país? En el escenario político actual, las propuestas relacionadas a género y diversidad sexual revelan diferencias importantes entre los candidatos presidenciales. Mientras unos presentan medidas específicas para avanzar en inclusión y género, otros mantienen una postura conservadora, incluso oponiéndose abiertamente a estas políticas de género y diversidad sexual. O, simplemente, no hacen mención explícita de estos temas.

Este artículo, por consiguiente, examina los programas de gobierno disponibles en los sitios oficiales de cada candidatura, complementada con declaraciones públicas, para identificar cómo cada candidato aborda o evita estos temas. 

Entre todos los candidatos Jeannette Jara es la candidata que aborda explícitamente los avances para la población LGBTI+ e igualdad. Su programa propone capacitación de los equipos de salud; acompañar a familias con hijos e hijas trans, y crear una ley de reproducción asistida para todas las formas de familia. 

La candidata también busca la implementación de una educación sexual integral y efectiva. Además de proponer la actualización de la Ley de Anti-Discriminación para que sea una forma real de protección a quienes enfrentan desigualdades estructurales cotidianas. 

El programa de Evelyn Matthei presenta múltiples propuestas enfocadas en mujeres como el fortalecer el trabajo femenino, programas de mejoras en la seguridad en espacios públicos para mujeres y propone corresponsabilidad de todos los ciudadanos. 

También hace mención a salas cunas, subsidios al empleo femenino, programas para víctimas de violencia y calidad de vida para mujeres cuidadoras. Sin embargo, su enfoque está exclusivamente en la figura de la mujer como madre y trabajadora, dejando fuera a las diversidades sexuales y el cambio estructural en general que generan desigualdad en las mujeres de las que no encajan en el ideal de “madre trabajadora”. 

En el caso de José Antonio Kast, opta por omitir estos temas contingentes en su programa de gobierno. No hace mención a la población LGBTI+ y refuerza la idea de la familia tradicional como único modelo válido. Defiende partes como “el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos”, se centra en el impulso de políticas para que crezca la natalidad elogiando la maternidad como deber y en el fortalecimiento familiar sin dar espacio a otra forma de familia, ni a políticas de equidad, ni políticas a la violencia de género. El programa promueve un modelo de familia que prioriza la tradición y el control parental sin incorporar temas de género ni el reconocimiento de nuevas realidades familiares, dando como resultado la exclusión a quienes no encajan con este esquema.

Por otro lado, Johannes Kaiser es el candidato que, abordando lo cultural y social, muestra una crítica centrada hacia lo que él denomina como “progresista”. Tal perspectiva es un eje central en cuanto a su posición en lo LGBTI+, la cual se basa en una postura explícitamente negativa hacia diversos conceptos relacionados con la diversidad sexual y de género. Por lo que, de ser el candidato elegido, afectaría profundamente a los avances que se han logrado en cuanto a discriminación y la expresión de la diversidad. Los conceptos y “soluciones” en cuanto ellos que se destacan del programa son tales como: la identidad de género y su desinstalación; el lenguaje inclusivo y la recuperación del lenguaje “tradicional”; la meritocracia y los avances no en base a la perspectiva de género, origen racial o étnico. Cada uno de los conceptos mencionados se describen de un modo crítico y con soluciones que eliminan aspectos que benefician a la no discriminación y a la presencia de la diversidad dentro de lo social y laboral. (si se quiere, hacer una descripción mejor de cada aspecto)

Además, el candidato habla de cambios dentro de los ministros y las políticas públicas. Menciona como su gobierno buscará el cambio de que los siguientes ministerios: Educación, Trabajo, Desarrollo social, Mujer y equidad de género, Deporte, Cultura y Ciencia; estén juntos en un mismo ministerio llamado “Ministerio de Desarrollo Humano”. Hecho que puede quitar de protagonismo/urgencia a cada uno de los tópicos que maneja cada ministerio por separado.

Miguel hernandez, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons

Por otro lado, en cuanto a las políticas públicas y su funcionamiento, Kaiser hace mención de la “eliminación de la transversalización de género, y en toda medida o compromiso asociado al género en los instrumentos de gestión”. Tal cambio presenta un sentido de alarma, puesto que la práctica que se busca eliminar es una que permite la integración de una perspectiva de género en la planificación, ejecución y revisión de políticas públicas. El hecho de que se elimine afecta a mujeres, pero también puede llegar a afectar  a la población LGBTI+, debido a que tal práctica también abre puertas a beneficiar a la diversidad sexual y de género.

Hay programas de gobierno que tienen enfoques desde la lucha, igualdad o respeto pero no impulsan políticas reales a temas de diversidad sexual y género. Eduardo Artes, Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi hablan de inclusión de forma general. Pero ninguno desarrolla políticas con un enfoque a derechos de inclusión y género.

El candidato Eduardo Artés, por su lado, durante todo su programa mantiene un lenguaje de inclusión, entendiéndose que engloba a toda la población; con un especial énfasis en la clase trabajadora y los grupos sociales oprimidos. Además de poseer ciertas propuestas que sí mencionan explícitamente conceptos como: la orientación sexual, género, no discriminación, otras formas de familia fuera de la “tradicional”. Por otro lado, Parisi hace mención a la necesidad de reconocer distintos tipos de familia en función a una ley de crianza compartida. Mayne-Nicholls y Enríquez-Ominami hablan del respeto y diversidades como valores culturales. Sus programas hablan de diversidades pero sin enfoques claros en los derechos por lo que son mencionados pero no protegidos. 

El panorama actual revela que en Chile aún existe una brecha profunda: todos pueden hablar de igualdad pero trata de políticas más complejas, La omisión de las diversidades y género en los programas de gobierno no es un descuido por parte de los candidatos, sino una decisión política que define como quieren construir y desarrollar el país.